A esta era la hemos bautizado como la Era del Mercachifle porque todo se vende y todo se compra, con engaño y sin él. Y la gran mayoría de todas las mercancias la componen cosas que se pintan o se etiquetan con el nombre de “valores”, que se pudiera creer que son morales pero que es claro que son solo eso: etiquetas.
Hace unos meses se estaba extendiendo la reacción de los legisladores locales en varios Estados de la República Mexicana en la que se penalizaba el aborto, por lo que es, sin los tapujos y adornos que se empeñan en colocarles los adoradores de la Cultura de la Muerte: Un vil, cobarde, alevoso A-S-E-S-I-N-A-T-O.
Pero, alzó el vocerío la prensa vendida, los lastimosamente ignorantes y pusilánimes que creen que ser Izquierdista y progresista es atropellar la vida y los derechos de los demás no importa si estos son seres inocentes y lo más grave de todo: indefensos.
Estas son las víctimas favoritas de los cobardes.
Hace dos semanas leí una declaración de una mujer que fuera de sí vociferaba que ella luchaba “por el derecho de las mujeres sobre su cuerpo” por supuesto, para darles el derecho de practicar el asesinato sin castigo. Erigirse en diosas.
Dicha señora, de aspecto machorro y descuidado (no sé pero el 99.9% de las auto-llamadas feministas dan aspecto de un descuido personal que raya en la repugnancia y muy masculino, por cierto) jamás me respondió a la pregunta hecha de que si ella pelea por el derecho de “las mujeres”, entonces ¿Qué pasaba con el derecho a la vida de las mujercitas no natas?
Estos seres superficiales y desalmados si no fuera porque además son fanáticos les recomendaría ahora en esta época Navideña leyeran la excepcional novela del gran escritor Británico Charles Dickens “Un Cuento de Navidad”, (A Christmas Carol,cuya traducción exacta sería “Un Villancico de Navidad”).
Hace unos meses se estaba extendiendo la reacción de los legisladores locales en varios Estados de la República Mexicana en la que se penalizaba el aborto, por lo que es, sin los tapujos y adornos que se empeñan en colocarles los adoradores de la Cultura de la Muerte: Un vil, cobarde, alevoso A-S-E-S-I-N-A-T-O.
Pero, alzó el vocerío la prensa vendida, los lastimosamente ignorantes y pusilánimes que creen que ser Izquierdista y progresista es atropellar la vida y los derechos de los demás no importa si estos son seres inocentes y lo más grave de todo: indefensos.
Estas son las víctimas favoritas de los cobardes.
Hace dos semanas leí una declaración de una mujer que fuera de sí vociferaba que ella luchaba “por el derecho de las mujeres sobre su cuerpo” por supuesto, para darles el derecho de practicar el asesinato sin castigo. Erigirse en diosas.
Dicha señora, de aspecto machorro y descuidado (no sé pero el 99.9% de las auto-llamadas feministas dan aspecto de un descuido personal que raya en la repugnancia y muy masculino, por cierto) jamás me respondió a la pregunta hecha de que si ella pelea por el derecho de “las mujeres”, entonces ¿Qué pasaba con el derecho a la vida de las mujercitas no natas?
Estos seres superficiales y desalmados si no fuera porque además son fanáticos les recomendaría ahora en esta época Navideña leyeran la excepcional novela del gran escritor Británico Charles Dickens “Un Cuento de Navidad”, (A Christmas Carol,cuya traducción exacta sería “Un Villancico de Navidad”).
También existen varias versiones, todas ellas, excelentes. No hay gran actor de habla Inglesa que no haya representado el personaje principal. Hay hasta musicales y versiones animadas.
En ese libro y/o película dichos políticos, "feministas" y otros de su misma calaña verían reflejada su dureza de corazón en los socios del gruñón y despiadado Ebenezer Scrooge y en el mismo, al que el Espíritu de la Navidad Presente, después de haberlo enterado y familiarizado con el niño enfermo de su empleado Tim Cratchit, le presenta dos niños sucios, ante lo que el mismo Scrooge le pregunta si son hijos del Espíritu y éste le contesta: “No, son hijos de los hombres, se llaman Ignorancia y Deseo”, al preguntarle Scrooge que porque no vela por ellos, el Espíritu le retrueca con las mismas palabras de Scrooge, que así se expresaba cuando le pedían su cooperación para los niños huérfanos y pobres: “¿No hay prisiones? ¿No hay asilos? Lo mejor sería que el excedente de la población muriera” ante lo que Scrooge comprende su villanía y REACCIONA y se compone.
Pero dudo tanto que estos grupos de legisladores, aun habiendo dado pruebas de humanidad, respeto y decencia, no logren comprender el significado de esa historia.
Es mucho más importante recibir los billetes que retacan sus bolsillos, perdiendo con ello su alma, tal vez porque creen que ese pecado pasará desapercibido pues es compartido por más desalmados que al tronido de los dedos de un ignorante al servicio de los grandes poderes oscuros subirán peldaños a lugares más altos en la política sin caer en cuenta que su alma ha caído en la oscuridad del infierno.
Ahí se verán cara a cara con las “feministas” masculinizadas y las mujeres que no se merecen ni por un segundo el don de la maternidad, por asesinar a seres indefensos que el más básico instinto en el animal más salvaje es más digno de elogio que en estos remedos de humanos que nos llenan de vergüenza.
¡Que Dios se apiade de ellos!
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