Nadie puede dudar de que la excelsa cantante Francesa, Edith Piaf, dejó una huella imborrable no solo en su pais natal sino en todo el mundo. Y, por supuesto que es digna de que su vida sea llevada a la pantalla y ojalá que de cuando en cuando su legado se de a conocer a todas y cada una de las generaciones por venir.
Su canción más reconocida es “La Vie en Rose”, que significa en Español: “La Vida en Rosa. Nuestros padres se enamoraron con esa canción. De modo que es parte del legado familiar. Y para recordarlos en sus aniversarios, los acordes de esta canción invaden la casa entera y los corazones de los presentes en la celebración.
Sin embargo, hace poco, escuché a un crítico de cine que recomendaba la película, decir que al escuchar el himno de “La Marsellesa”, se estremció de una gran emoción al recordar a la “grandiosa” revolución francesa. Huelga decir que este crítico de cine, debe dedicarse a sus críticas de cine, pero que no entre a los asuntos de la historia.
Aquel que conozca, de buena fuente y de verdad, que ese himno que al principio era de la monarquía, y se apropió de él, la chusma revolucionaria, recordará que fué utilizado como herramienta de tortura contra muchos inocentes que no aceptaban el rompimient de las bases de su mundo, esos inocentes peleaban por el regreso al Orden y el respeto a las leyes terrenales y divinas. Todo lo que mentirosamente proclamó esa asquerosa revolución, YA EXISTIA.
Pero cuando ustedes vean la escena en que la actriz que con maquillaje y mímica, herramientas de los “hombres de hojalata” callejeros, haciendo como que canta se ganó un Oscar, y se escucha la voz de Edith Piaf con ese himno, recuerden que el pequeño hijo del Rey Luis XVI, el rey más virtuoso de Francia y su esposa, la Reina Maria Antonieta, difamada y más generosa que los asesinos revolucionarios, que la muerte de su padre, fué proclamado Rey Luis XVII, a los 7 años de edad, era obligado a golpes a cantarla, mientras lo forzaban a portar el gorro frigio y si no lo cantaba alegre, pues le daban otra “lección”. Esto solo emocionaría a los atacantes de niños.-
Su canción más reconocida es “La Vie en Rose”, que significa en Español: “La Vida en Rosa. Nuestros padres se enamoraron con esa canción. De modo que es parte del legado familiar. Y para recordarlos en sus aniversarios, los acordes de esta canción invaden la casa entera y los corazones de los presentes en la celebración.
Sin embargo, hace poco, escuché a un crítico de cine que recomendaba la película, decir que al escuchar el himno de “La Marsellesa”, se estremció de una gran emoción al recordar a la “grandiosa” revolución francesa. Huelga decir que este crítico de cine, debe dedicarse a sus críticas de cine, pero que no entre a los asuntos de la historia.
Aquel que conozca, de buena fuente y de verdad, que ese himno que al principio era de la monarquía, y se apropió de él, la chusma revolucionaria, recordará que fué utilizado como herramienta de tortura contra muchos inocentes que no aceptaban el rompimient de las bases de su mundo, esos inocentes peleaban por el regreso al Orden y el respeto a las leyes terrenales y divinas. Todo lo que mentirosamente proclamó esa asquerosa revolución, YA EXISTIA.
Pero cuando ustedes vean la escena en que la actriz que con maquillaje y mímica, herramientas de los “hombres de hojalata” callejeros, haciendo como que canta se ganó un Oscar, y se escucha la voz de Edith Piaf con ese himno, recuerden que el pequeño hijo del Rey Luis XVI, el rey más virtuoso de Francia y su esposa, la Reina Maria Antonieta, difamada y más generosa que los asesinos revolucionarios, que la muerte de su padre, fué proclamado Rey Luis XVII, a los 7 años de edad, era obligado a golpes a cantarla, mientras lo forzaban a portar el gorro frigio y si no lo cantaba alegre, pues le daban otra “lección”. Esto solo emocionaría a los atacantes de niños.-
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