Un muy penoso ejemplo, entre los cientos que ha habido, hay y lamentablemente no dejará de haber, es la 'Senadora' Rosario Ibarra de Piedra. A veces me pregunto, si alguna vez, estas personas se detienen un momento a reflexionar y se dan cuenta de que se pasaron toda una vida, vendiendo su integridad, su nombre a otro más vivo que ellos, y todo el objetivo de su vida fue el inventar, calumniar, enlodarse ellos mismos al fabricar unas mentiras del tamaño de su desvergüenza. Como el de inventar 'desapariciones' achacándoselas a la acción del gobierno federal Mexicano.
Aquí la única desaparición cierta ante los ojos de todo el mundo es la poquita vergüenza que esta señora y los demás como ella, creen que todavía les quedaba.
Sacando conclusiones sólo nos resta el lamentar que éste tipo de gente eduque a sus hijos en el fanatismo irracional lanzándolos a practicar la violencia criminal y llevándolos a una vida dolorosa y un final no merecido, en lugar de guiarlos por el camino de la libertad de pensamiento, el libre albedrío para su felicidad.
El pueblo Mexicano unos por muy ocupados por sobrevivir día a día y otros tratando de ignorar estos horrores por salud mental, somos muy nobles y los dejamos hacer estas barbaridades, porque al fin y al cabo el recuerdo, el leve y de corta duración que dejen, será siempre uno muy sucio y despreciable.
No les contentan las grandes fortunas que amasan a costillas del sufrido y explotado pueblo, sino que van por más billetes que tampoco son del que los maneja como títeres de calcetín y se rebajan a hacer los trabajos sucios que sean.
¡Que despreciables! Y ¡Qué asco dan!
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