Wednesday, March 10, 2010

EL TERREMOTO SOCIAL DE CHILE

El Cruel Legado de Milton Friedman

EL TERREMOTO SOCIAL EN CHILE

Por: Roger Burbauch

Chile está sufriendo un terremoto social posterior al sismo de magnitud 8.8 que sacudió al país el 27 de febrero. “Las grietas de la Falla del Milagro Económico Chileno quedaron expuestas” dice Elías Padilla, profesor de antropología en la Universidad Académica de Humanismo Cristiano en Santiago. “El modelo del libre mercado, neo liberal que Chile ha seguido desde la dictadura Pinochet tiene pies de barro”.

Chile es una de las sociedades más desiguales del mundo. Hoy, el 14 por ciento de la población vive en la pobreza más abyecta. El 20 por ciento superior captura el 50 por ciento del ingreso nacional, mientras que el 20 por ciento inferior gana únicamente el 5 por ciento. En una encuesta del Banco Mundial de 2005 en 124 países, resultó como décimo segunda en la lista de países con la peor distribución del ingreso.

La rampante ideología del libre mercado ha producido un profundo sentimiento de alienación entre gran parte de la población. Aunque una coalición de partidos de centro izquierda sustituyeron al régimen Pinochet hace veinte años, optó por despolitizar al país, para gobernar de arriba hacia abajo, permitiendo elecciones controladas cada pocos años, dejando de lado a las organizaciones populares y los movimientos sociales que derrocaron a la dictadura.

Esto explica las escenas de saqueo y caos social en la parte sur del país que se transmitieron a todo el mundo el tercer día después del terremoto. En Concepción, la segunda ciudad más grande de Chile, que fue virtualmente arrasada por el terremoto, la población no recibió absolutamente ninguna ayuda del gobierno central en dos días. Los supermercados de cadena y los centros comerciales que habían llegado a sustituir a las tiendas locales permanecieron firmemente cerrados.

Ajustando Cuentas
La frustración popular explotó al lanzarse las turbamultas sobre el centro comercial, llevándose todo, no solo el alimento de los supermercados sino también zapatos, ropa, televisiones de plasma y teléfonos celulares. Esto no era un simple saqueo, sino el ajuste de cuentas con un sistema económico que dicta que sólo importan las posesiones y las mercancías. La “gente decente” y los grandes medios comenzaron a llamarlos “lumpen”, vándalos y delincuentes. “A mayores desigualdades sociales, mayor delincuencia” explica Hugo Fruhling del Centro para los Estudios de la Seguridad Ciudadana en la Universidad de Chile.

En los dos días que llevaron a los motines, el gobierno de Michelle Bachelet reveló su incapacidad para comprender y lidiar con la tragedia humana que ha destrozado al país. Muchos de los ministros se habían ido en sus vacaciones de verano o se lamían sus heridas conforme se preparaban para entregar sus puestos al gobierno entrante de derecha del millonario Sebastián Piñera, que prestará juramento este jueves. Bachelet declaró que las necesidades del país tenían que ser estudiadas y revisadas antes de poder enviar algún tipo de ayuda. El sábado por la mañana, el día del terremoto, ella ordenó que el ejército pusiera un helicóptero a su disposición para sobrevolar Concepción para evaluar los daños. La mañana del domingo, no apareció ningún helicóptero y el viaje fue abandonado.

Como escribió un anónimo “Carlos L.” en un correo electrónico que circuló ampliamente en Chile: “Sería muy difícil en la historia del país encontrar un gobierno con tantos poderosos recursos – tecnológicos, económicos, políticos, organizacionales – que haya sido incapaz de brindar alguna respuesta a las urgentes demandas sociales de regiones enteras dominadas por el miedo, las necesidades de techo, agua, alimento y esperanza”.

Lo que llegó a Concepción el lunes no fue socorro ni ayuda, sino varios miles de soldados y policías transportados en camiones y aviones, mientras se le ordenaba a la gente permanecer en sus casas. Se libraron batallas campales en las calles de Concepción mientras se prendía fuego a edificios. Otros ciudadanos tomaron las armas para proteger sus hogares y barrios mientras la ciudad parecía estar al borde de una guerra urbana. El martes la ayuda finalmente comenzó a llegar en cantidad, junto con más tropas y la militarización de la región sureña.

La Secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton, como parte de un tour Latinoamericano que estaba programado antes del terremoto, voló a Santiago el martes para reunirse con Bachelet y Piñera. Trajo 20 teléfonos satelitales y un técnico en su avión, diciendo que “uno de los problemas más grandes ha sido la comunicación, como nos dimos cuenta en los días del terremoto de Haití”. No se dijo que justo como en Chile, EE.UU. envió al ejército a tomar control de Port-au-Prince antes de que se distribuyera la ayuda de rescate.

El Legado de Milton Friedman

El Wall Street Journal se unió al coro para apuntalar al modelo neoliberal, corriendo un articulo de Bret Stephens: “Como Milton Friedman Salvó a Chile”. Aseguró que “el espíritu de Friedman envolvía con protección a Chile en las tempranas horas de la mañana del sábado. Gracias en gran parte a él, el país soportaba una tragedia que en otro lugar hubiera sido un Apocalipsis”. También declaró que: “no es de suerte que los Chilenos estuvieran viviendo en casas de ladrillo – y los Haitianos en chozas de paja – cuando el lobo llegó a soplar para tratar de derribarlas”.Chile ha adoptado “algunos de los códigos civiles de construcción más estrictos del mundo” mientras la economía alcanzaba su apogeo debido al nombramiento que hizo Pinochet de los economistas capacitados por Friedman a ministerios del gabinete y el subsiguiente compromiso del gobierno civil con el neoliberalismo.

Hay dos problemas con esta perspectiva. Primero, Naomi Klein señala en “El Refuerzo Socialista de Chile” en el Huffington Post, que fue el gobierno socialista de Salvador Allende en 1972 el que estableció los primeros códigos civiles de construcción para terremotos. Más tarde fueron reforzados, no por Pinochet, sino por el restaurado gobierno civil en los1990s.

En segundo lugar, mientras el CIPER, el Centro de Investigación Periodística e Información, reportó el 6 de marzo, que Santiago el mayor ha construido veintitrés complejos residenciales y altos en los últimos quince años que sufrieron graves daños. Los códigos de construcción han sido esquivados y “la responsabilidad de las empresas de construcción y de bienes raíces ya son tema de debate público”. En el país en general, dos millones de personas de una población de17 millones están sin hogar. La mayoría de las casas destruidas por el terremoto estaban construidas de adobe u otros materiales improvisados, muchos en las ciudades perdidas que han brotado para brindar una fuerza laboral barata e informal para los grandes negocios e industrias del país.

Hay poca esperanza de que el gobierno entrante de Sebastian Piñera rectifique las desigualdades sociales que el terremoto descubrió. La persona más rica en Chile, él y varios de sus asesores y ministros están implicados como principales accionistas en proyectos de construcción que fueron dañados gravemente por el terremoto porque se ignoraron los códigos de construcción. Habiendo hecho una campaña sobre una plataforma de llevar seguridad social a las ciudades y en contra del vandalismo y la delincuencia, criticó a Bachelet por no desplegar más pronto al ejército posterior al terremoto.

Señales de Resistencia

Hay señales de que el Chile histórico de las movilizaciones de las organizaciones populares y de las bases pudiera estar despertando. Una coalición de más de sesenta organizaciones sociales y no gubernamentales publicaron una carta expresando: “En estas dramáticas circunstancias, los ciudadanos organizados han probado ser capaces de brindar respuestas urgentes, rápidas y creativas a la crisis social que millones de familias están sufriendo. La más diversas organizaciones – asociaciones de barrios, comités de vivienda y los sin hogar, grupos ambientalistas- se están movilizando, demostrando el potencial imaginativo y la solidaridad de las comunidades” La declaración concluyó con la exigencia al gobierno de Piñera del derecho a “monitorear los planes y modelos de reconstrucción de modo que incluyan la participación de lleno de las comunidades”.

“Ver Asociación Chilena de ONGs en Acción, La Ciudadanía, Protagonista de la Reconstrucción del País” Marzo 7, 2010. in El Clarín.
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Roger Burbach es director del Centro de Estudio de las Américas (CENSA) y Erudito Visitante de la Universidad de California, Berkeley y autor del libro “El Asunto Pinochet”.
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Artículo tomado del sitio Counterpunch.org y traducido al Español por su servidora. Pueden acceder al artículo original haciendo click en el título de esta pieza.

2 comments:

Profe Nikki said...

Hola sin animo de molestar quería corregirte un dato, este escrito lo vi en inglés y en lo que se refiere a Sebastián Piñera su gobiernoe s de centro derecha (o para mí simplemente derecha) y aqui traducido sale como de izquierda.


Saludos!!

Maru said...

Hola Nikki!!! De verdad te agradezco tu señalamiento y no me molesta para nada. Todo lo contrario. Fíjate que cuando estaba terminando el escrito, mi mente reacción (muy lento, jajajajaja!) porque al escribir "millonario", me sonó la alarma, pero tenía tanta prisa y lo dejé así y nunca volví a corregirlo. Hasta este momento que estoy publicando en mi blog consentido. Y como siempre corriendo. Gracias Nikki y espero que sigas visitando esta tu casa.